El reloj marcaba las
nueve de la mañana, de aquel fatídico veinticinco de febrero del dos mil diez.
Por algún instante Gabriel se había sentido un poco inquieto desde su interior,
como las tantas veces que una fuerza invisible le auguraba que algo no estaba
bien. Se encontraba sentado en la cama,
viendo como su compañera Marina, levantaba los platos del desayuno para
llevarlos a la cocina. Había sido un par de huevos fritos, tostadas y jugo de
naranja, realmente muy liviano para su gusto pero desde hace tiempo se
encontraba resuelto a evitar consumir grasa en demasía por el bien de su salud.
Su padre sufría de diabetes, y la obesidad era una de las causas que le disparaban
los niveles de azúcar, y solo el año pasado había sido victima de una presión
sanguínea elevada, por lo que no estaba de más cuidarse un poco. Además tenia
un año que había suspendido sus visitas al gimnasio, y se mantenía entre las
doscientos veinte a doscientos treinta libras de peso, sin considerar que el
colesterol era otro factor a mantener en control.
Marina: - ¿listo para irnos? – le preguntó ella al regresar de la
cocina.
Gabriel: - Dime algo. ¿Es necesario que yo vaya?- preguntó aun en una
forma desganada.
Marina: - Si, me gustaría que me acompañaras y luego, almorzamos
juntos.
Gabriel: - Bien, entonces ya estoy listo. No olvides de llevar todo,
papel, lápiz.
Marina: - Calmado, ya todo lo llevo en mi bolso.
Efectivamente, en su bolso de tela color negro, había introducido una
bolsa de marcadores, borrador, así como unos fólderes con documentación. Ella,
siempre sobrecargaba sus bolsos con todo tipo de cosas impensables pero útiles,
y siempre atenta con las más mínimas necesidades para realizar sus tareas.
Dentro de lo que pretendían crear como pareja, estaba idealizado el génesis de
un negocio dedicado a la fomentación de actividades artísticas, educativa y cultural.
Desde el Dos mil ocho, él se había dado a la tarea de crear un sitio web al que
inicialmente concibió como un espacio abierto a todos los grupos étnicos,
culturales, religiosos, sexuales, etcétera, emulando las comunidades en internet
como Hi5, Facebook, y otros que habían nacido en respuesta a la creciente
demanda de comunicación entre cibernautas de todos el orbe mundial sin
discriminación. Pero destinado a exhibir las maravillas del país en que había
nacido: Nicaragua. En menos de dos meses termino llamándose ZC, y tenía como
veinticinco personas aproximadamente como miembros, y las visitas iban en
aumento, no asi el patrocinio que permitiera el desarrollo de la página en
mayores proporciones que compitiera nacional e internacionalmente.
A cada evento, ya fuera organizado por empresas privadas o estatales,
Marina y él acudían, imitando la función de periodistas, de entrevistadores o
comunicadores, y recolectaban información que luego él se encargaba de editar y
publicar en el sitio web. Se hicieron pocos concursos para incentivar a los
visitantes que les había llamado la atención esta particular revista en línea.
Incluso se había logrado entrevistar personajes del medio económico, político o
artístico, sin embargo, la falta de capital les estaba limitando, por lo que
paralelamente laboraban en actividades remunerativas como asalariados, mientras
se daba un empuje a la siguiente idea: fundar una empresa que sembrara
proyectos audiovisuales, desde mini series hasta una película
cinematográfica. Para ello, siempre era
importante el patrocinio en la producción de estos planes. Gabriel, comenzó a
buscar a las personas que comulgara con sus ideas, mientras, abrían
oportunidades entre jóvenes para crear un semillero de talentos, en lo que
destacara la parte histriónica en áreas como actuación, canto, baile y
animación. Es así que fueron varios los que acudieron a sus anuncios en el
diario La Prensa, y de ello diez fueron los escogidos, y empezaron la
capacitación en un aula de una universidad capitalina, cinco días a la semana
de dos a cinco y treinta de la tarde. En tres semanas, había un gran adelanto a
pesar de las vicisitudes que se presentaban entre ellos, por cuestión de
horarios o adaptación individual, pero el entusiasmo no decaía. Sin embargo, al
final por razones múltiples quedaron solo cuatro, así que se tomo la decisión
de reclutar a nuevos miembros. Punto en el cual se decidió pagar el nuevo
anuncio en esa fatídica semana. Además
se tenía en cierne un desfile de modas en un centro comercial capitalino.
continuara